- “El Covid tiene cara de mujer. Al hablar de equidad de género pos-pandemia no me siento optimista. El reto es grande.” – Aimé Sentmat de Grimaldo, presidenta de Banistmo.
- “Las mujeres son las más afectadas y necesitamos más awareness porque la discriminación es sistémica” – Mercedes “Baty” Eleta, presidenta de APEDE y de Stratego.
- “La desigualdad nos estalló en la cara con el Covid-19” – Jackeline Souter, gerente de Mercadeo y RSE de Banco General.
- “Nos ha dejado escenas muy tristes, pero ha despertado a muchas mujeres silenciosas que han destacado por el rol que han jugado durante la pandemia” – Ilya Espino de Marotta – sub-administradora del Canal de Panamá.
- “Ahora es cuando debemos liderar con el ejemplo, conectarse con el propósito de estar con la gente” – Sandra Miró – Gerente de País DHL Panamá
- “Hay que valorar lo micro, volver a lo básico y reflexionar sobre la tormenta. El Covid-19 nos está obligando a ver la desigualdad como el tema de fondo” – Dacil Acevedo – socia directora de estrategia Sinergia 507.
El Covid-19 nos obligó a ver sus rostros a través de unas pantallas, a través de las cuales se dificulta transmitir sentimientos, pero estas seis mujeres que he citado dejaron en evidencia su preocupación y la pasión que les genera, a cada una con su circunstancia particular, hablar de la situación de la mujer durante la pandemia.
Las he visto hablar muchas veces en distintos foros que inclusive me ha tocado compartir con algunas en distintos foros, pero me sentí más identificada que nunca con ellas en el Foro que promovimos desde la Comisión de Ética y RSE como presidenta 2019-20, junto con la de Mujer Ejecutiva presidida por Gabriela Brenmer.
Todo parte del Ranking de Merco (Monitor empresarial de reputación corporativa). Las seis mujeres forman parte de los 75 líderes empresariales del Ranking de Merco para Panamá. Son 14 en total que se posicionaron, gracias a su empeño y dedicación, en este listado que es referencia en Iberoamérica (14 países) desde el año 1999 cuando Análisis e Investigación lanzó el Monitor en 1999.
Me parece justo mencionar a las 14 mujeres que en 2019 entraron en el ranking porque para mí representa un gran avance para nuestra sociedad. Aún así, me queda claro que nos queda un largo camino por recorrer para alcanzar la tan aclamada equidad de género, que es un Derecho Humano, un Objetivo de Desarrollo Sostenible #ODS5 y una meta para no dejar a nadie atrás de la Agenda 2030, que como nos dice Baty cumpliremos en 200 años si es que no les dicen a las sucesoras nuestras que nos harán falta 200 años más.
El relato fue amplio, interesante y sentido, pero se nos quedó corto. Jackie me dijo después que habría que hacerlo en persona, y en el pos-Covid 19 tendremos tiempo para llevarlo a una conferencia presencial porque en algo estuvieron de acuerdo todas las líderes: el tema de equidad de género y la situación de la mujer en el pos-Covid-19 se verá disminuido y habrá que seguir trabajando en ello.
Siendo realistas, como claramente estableció Aimé, hay pocas mujeres en puestos de liderazgo, y la situación no se presenta optimista al hablar de equidad de género pos-pandemia y es lamentable porque no hablamos de justicia social ni de acción social, estamos hablando de un tema de Derechos.
Y cabe hacer un paréntesis para mencionar a una mujer de la historia, aquella que por la proclamación universal de los Derechos Humanos fue llamada la Primera Dama del Mundo, Eleanor Roosevelt, quien planteó:
¿Dónde al fin y al cabo comienzan los derechos humanos? En sitios pequeños, cercanos a casa. Tan cercanos y tan pequeños que no aparecen en ningún mapa del mundo. Sin embargo, son el mundo del individuo común: el vecindario en el que viven, la escuela o la universidad a la que asisten, la fábrica, granja u oficina donde trabajan. Estos son los sitios en los que cualquier hombre, mujer y niño buscan la igualdad de oportunidades, justicia y dignidad sin discriminación. A menos que estos derechos signifiquen algo ahí, no tendrán significado en ningún otro sitio. Sin una acción ciudadana conjunta con el fin de defenderlos, buscaríamos en vano su progreso en el resto del mundo” (Discurso la Magna Carta para toda la Humanidad, 1948).
Las mujeres que llegan a posiciones que la realidad reserva para hombres han demostrado estar preparadas para asumir el reto, tienen que romper barreras y asumir otros roles que la sociedad ha sesgado para hombres, pero la primera que se lo tiene que creer es la mujer, nos dice Sandy, y las líderes “las que lo hemos conseguido debemos acompañar el proceso para que otras puedan crecer”. “Hay que empujar a las jóvenes y a otras mujeres para que desarrollen roles que la sociedad nos impuso que eran para hombres”, nos dice Ilya quien además es una de las más indicadas para decirlo siendo la primera mujer sub-administradora del Canal.
En algún momento todas llegaron a pensar, igual que yo y muchas otras que hemos tenido grandes oportunidades, que la meritocracia tenía que ser el camino. Y no restaron importancia al mérito, pero todas fueron enfáticas: “La meritocracia parece no ser suficiente por muchos motivos. Las cuotas se hacen cada día más necesarias”, afirmó Baty y todas coincidieron en que hay que impulsar el compromiso del Sello de Igualdad para seguir impulsando el liderazgo femenino.
El Covid-19 nos dejará grandes lecciones, pero la principal es que puso en evidencia el mal endémico y el escándalo ético que representa la desigualdad en nuestros países. Dacil lo dijo claramente: “nos está obligando a ver la desigualdad como el tema de fondo, y será fundamental para no dejar a nadie atrás como nos pide la agenda 2030”.
Por: Raquel Robleda – periodista y consultora
Presidenta de la Comisión de Ética y RSE de Apede